Cuando era joven, encontrar pornografía requería un acto de la voluntad y cierta ingeniosidad. Ahora se requiere un acto de la voluntad e ingeniosidad para evitarla. El mundo es esquizofrénico en sus intentos de tratar con el problema del sexo, que penetra toda la sociedad. Por un lado todo el mundo ve la familia en caos debido en parte al sexo desenfrenado pero, por el otro lado, como dijo un estudioso recientemente, la televisión presenta seis familias donde existen fornicación o adulterio por cada familia que vive de acuerdo con pautas bíblicas.
El problema no es el tema en sí, ya que la Biblia tiene mucho que decir acerca del sexo (en su gran mayoría positiva) sino que es el contexto donde se presenta (fuera de los votos matrimoniales) y el enfoque (lo sensual - dominando el individuo), por lo tanto para nada edifica. La Iglesia de Cristo, en sus valiosos intentos de mantener su pureza, durante una etapa batalló con un legalismo fatal. Esto produjo un cristianismo negativo, triste y en algunos casos hipócrita. En aquel entonces, el sexo era tema tabú, es decir no se hablaba del asunto. Un ejemplo demasiado común es el del pastor que me contó (después de escuchar a Luis Palau predicar a miles de jóvenes acerca del tema El sexo y la Biblia): «...en mis diecisiete años de ministerio, ni una vez he mencionado el tema del sexo desde el púlpito, ni hablar de predicar todo un sermón».
Es hora de presentarle al mundo la alternativa bíblica, no pasando el tema por alto ni estableciendo un nuevo legalismo sino evaluando lo que el mundo está haciendo y (más importante todavía) diciendo (su filosofía) por medio de la Palabra de Dios para dar una fuerte dosis del antídoto bíblico. Entonces, este artículo es un intento de desenmascarar el mundo, exponer su filosofía a la luz de la Escritura y sugerir algunos temas para ser estudiados en la Iglesia. El mundo (y la Iglesia es afectada por el ambiente en el cual vive) propaga ciertas ideas que la gente acepta como si fueran leyes universales (por eso son tan insidiosas) cuando en realidad una vez expuestas a la luz bíblica son mitos.
Jaime Mirón
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